Mi experiencia como ciudadano no
está a la altura de mis expectativas. La realidad, supera al ideal que me he
ido forjando de cómo debería resultar la relación de una persona con su
entorno.
Voy a suponer un modelo de
persona de mediana edad, con familia e hijos pequeños, y que sea trabajador por
cuenta ajena. Y el entorno que sea la
sociedad actual, donde se incluyen otros ciudadanos así como las
Administraciones Públicas.
Este “ciudadano A” se levanta por
la mañana, desayuna, se viste, se va a trabajar y llena su depósito de diesel.
Se va a trabajar con 80 euros menos
en su cartera, pero eso sí, con el depósito lleno (con suerte le durará semana
y media). Procura por supuesto, respetar los límites de velocidad, ya que no
hace mucho tiempo, se despistó con una señal de la autopista (que marca
120km/h) que de repente bajaba la velocidad a 100km/h. Solo levantó el pie,
apenas frenó, pero los 112km/h que marcaba el velocímetro se tradujeron en más
o menos 100 euros de colleja. Por
supuesto cumplió con su obligación cívica, faltaría más.
Nuestro “ciudadano A” cumple con
sus impuestos. Paga el IRPF con la aplicación PADRE de la AEAT, que envía
electrónicamente con apenas modificaciones después de bajarse la información de
la página de Hacienda. Por otro lado no
hace mucho, cambió sus ahorros de banco, a otro que no le cobrara comisiones
por cada uso de la tarjeta y demás operaciones. Ya estaba cansado de tener que
hablar con el Director de la sucursal para que le “reintegrara” algunas de
ellas.
Al llegar al trabajo observa que
tiene una llamada perdida en el teléfono (del 673 628 697). Procede a llamar
por si alguien pretendía contactarle y resulta que se encuentra con un
contestador automático erótico que ya le está “chupando” dinero y encima
pretende que llame a algún número de tarificación adicional. Cuando el
ciudadano A se dispone a informarse del tema se encuentra con que estas
llamadas son muy comunes. Al querer denunciarlo es cuando se da cuenta que ha
topado con un muro. Para qué denunciarlo, no llegará a ningún sitio y será peor
el remedio que la enfermedad. Tampoco hay donde dar ese número para que alguien
lo investigue. Y las compañías de teléfonos ya le han advertido que ni se
moleste. Mientras tanto.. alguien se está lucrando a costa de otros muchos
ciudadanos… B, C, D….
El “Ciudadano A” está un poco “mosca”.
En las últimas nóminas, las reformas, sin contar la paga extra que no ha
disfrutado, le han arrebatado unos 115
euros al mes. Echando cálculos se ha dado cuenta que está cobrando un poco
menos que hace 9 años. Tal vez debería indignarse, pues en aquella época llenar
el depósito le costaba la mitad.
Pero el caso es arrimar el hombro
con la sociedad, todos lo están pasando mal. Y es su forma de “colaborar” con
la recuperación económica. Por lo que no se queja aunque ahora tiene que
trabajar más horas a la semana (haciendo lo mismo por otro lado). Se distrae un poco cuando se dispone a comer
la manzana que se trae de casa y que de un tiempo a esta parte sustituye al
pincho que tomaba cada día… se conforma con el cafetín que le cuesta 1.10 euros (no es nada caro), y solo
son 22 euros al mes.
Otra llamada perdida… ha vuelto a
picar… El “ciudadano A” comienza a estar un poco irritado. Piensa quien será el
hijo de la gran puta que se estará enriqueciendo a costa de llamadas perdidas.
No sabe si su picaresca le jode más que la imposibilidad de tener una solución
al respecto por parte de las administraciones públicas. Después de todo los
Juzgados están ocupados con cosas más importantes. Esto es una minucia.
Una vez que vuelve a su casa,
después de la jornada de trabajo, y tras recoger las cartas del buzón, respira
aliviado. No hay multas, solo facturas.. Menos mal. La Comunidad de
Propietarios, el garaje, la luz y el gas… eso no pasa de 120 euros en total. El móvil no ha subido mucho, menos mal que ha
contratado Movistar Fusión, gracias a eso se ha ahorrado unos 20 euros en la
factura del móvil (entre el fijo y el móvil y el internet anda por los 70 euros). Se sonríe. Algo sale bien. Lástima que Movistar no ofrezca una velocidad
más elevada, a fin de cuentas que el ADSL no vaya a la velocidad que le
prometieron no es tan importante. Va bastante bien aunque no llegue a los 6
megas. Tiene contratados 10 y piensa si
le podrían descontar proporcionalmente la parte de la que no disfruta)…
El plazo del coche, otros 250 euros.. No recuerda cuanto tiempo
le queda por pagar, está bajando el volumen de la televisión (que manía tienen
de subir el volumen cuando ponen anuncios).
El “ciudadano A” está atendiendo una llamada en casa de alguien que le
quiere “endosar” una interesante Enciclopedia. No sabía que tenía miles de
puntos. Qué suerte, puede canjearlos y le regalan una bicicleta estática y no sé
cuantas cosas más… Algo bueno, por fin, ya que nunca le toca el euromillón.
Al final no quiso la enciclopedia
y el vendedor ni se despidió. Que mal educado. Le recuerda al técnico que le
revisó la caldera de gas, que le cobró 90
euros la semana anterior. Por eso ahora está apuntado a un programa de
puntos y un mantenimiento anual. Ya no le cobran los desplazamientos. Menos
mal. Y por lo menos es legal, no como el fontanero amigo de su padre, que vino
recomendado a hacer una “chapuza” y que le ventiló 120 euros, por supuesto sin factura.
Ahora que lo piensa, al “Ciudadano
A“ tampoco le dan factura ni el peluquero, ni el dentista (que por cierto le ha
cobrado en los últimos dos meses más de 300
euros por diversas “reparaciones”). Es curioso, paga por servicios que no
constan en ningún sitio ni nadie declara y encima no los puede desgravar en el
IRPF.
Ya se está empezando a cabrear.
La nómina flaquea y todo lo que hace es pagar, pagar, pagar.. y no tiene ningún
vicio, ni fuma, ni bebe (alguna botella de vino blanco si que cae algún fin de
semana, además de lo bueno por supuesto.. una botella de Verdejo de 4,50 euros es una satisfacción). Menos
mal que llegan las vacaciones de Semana Santa y se puede ir de excursión a la
nieve (con el bocata y la mesa plegable de casa por supuesto). Menos mal que
tiene el depósito lleno y lee el periódico por internet.. Eso que se ahorra.
Otra llamada perdida… Es hora de irse a dormir, tomarse la pastilla
y pensar que todo está bien, que el Estado cuida de nosotros, que nadie va a
entrar a robar en casa (el sistema de alarma le ha costado 600 euros y lo ha puesto él mismo), y que si llega a fin de mes,
Houdini no era más que un aprendiz a su lado.